Si hay algo que no puedo perdonar cada vez que voy a Valencia es la hora del almuerzo. Y es que, cuando dan las once de la mañana, es sagrado “hacen un kit-kat” para disfrutar de un buen bocadillo acompañado…
Si hay algo que no puedo perdonar cada vez que voy a Valencia es la hora del almuerzo. Y es que, cuando dan las once de la mañana, es sagrado “hacen un kit-kat” para disfrutar de un buen bocadillo acompañado…