La milla de oro madrileña ya cuenta con una nueva dirección de obligada visita para los paladares más exquisitos. Y es que, acaba de abrir sus puertas en el número 43 de la calle Juan Bravo La Embajada, el único restaurante de la capital que alberga cuatro restaurantes en uno. Y por supuesto, hasta allí nos hemos desplazado para disfrutar de una experiencia gastronómica única. ¡Y vaya si lo fue!
La Embajada, dirigida por Ramón Pérez (con una dilatada experiencia en restaurantes como Lateral, Moma, Metbar y Fortuny), es un espacio multifuncional que alberga cuatro restaurantes de diferentes estilos de cocina, cada uno de ellos gestionado por su propio jefe de cocina especializado. Así, sin necesidad de movernos del espacio en el que nos encontramos, podremos degustar lo mejor de la cocina mexicana, japonesa, mediterránea así como las tapas más sorprendentes. Todo esto acompañado de una coctelería única en Madrid dirigida por el Barman Manager, Max Bodzek.
Precisamente fue Max Bodzek el que nos acompañó en todo momento en este viaje gastronómico único. Su energía y sus cócteles nos conquistaron desde el minuto uno convirtiendo nuestra visita a La Embajada en un momento muy especial. Con él recorrimos todos y cada uno de los espacios con los que cuenta la embajada.
Comenzamos por la planta calle donde el encargado de dar la bienvenida a este templo gastronómico es el Café Gastrobar La Embajada, un espacio informal donde disfrutar desde un desayuno, unas tapas a cualquier hora del día, o incluso una copa al salir de trabajar. Además, ofrece un menú del día por 14,90€. Esta misma carta se puede degustar en el paseo central de la calle Juan Bravo, donde cuenta con una terraza Boulevard muy acogedora. En la imagen de arriba podéis ver uno de los rincones que más nos gustaron del Café Gastrobar.
La primera planta alberga el restaurante mediterráneo La Biblioteca, al frente de cuyos fogones se encuentra José Luis Sánchez del Río, proveniente de la cocina del Club de Bellas Artes, entre otras. Aquí, entre paredes repletas de una amplia colección de libros, degustamos una comida espectacular que comenzó con un Fizz Martini, creación del “cóctelman”. Esta bebida rosa cuyo ingrediente protagonista era una ginebra de 47 grados nos dejó sin palabras al primer sorbo.
Nuestro banquete comenzaba con unos entrantes en el que los primeros invitados en llegar fueron un tartar de atún rojo mediterráneo con aguacate y totopos de maíz y un risotto cremoso de Boletus Edulis y aceite de trufa negra de temporada. Estos ricos entrantes los maridamos con un Quintaluna, D.O Rueda. Fue una elección muy acertada.
Llegó la hora de los segundos y nos decantamos por unos lomitos de atún rojo poco hecho con cebolla morada en dos texturas (Adoramos el atún rojo ¿se nota?) y por un Lomo de buey gallego al carbón con patatas fritas nueva de luxe. Platos estupendos, que se merecen una matrícula de honor, y que maridamos con un vino de la D.O de Madrid, Las Retamas del Regajal.
El toque dulce lo ponía un espectacular Pie de limón versión 2014 que entraba estupendamente después de la más que generosa comida. ¡Cómo nos gustó este postre!
Pero la guinda del pastel fue un cóctel increíble que nos preparó “nuestro amigo” Max, llamado Max Mojitaco en su honor. La peculiaridad de este cóctel radica en que se elabora a base de capas y para el disfrute de todo su sabor se debe beber con una pajita desde abajo hacia arriba, todo en un mismo trago, para que la fusión de sabores se realice en nuestra boca. ¡Estaba espectacular!
Nuestro viaje culinario finalizaba aquí pero no nuestro recorrido por la Embajada, que ofrece mucho más. Y es que en el segundo piso se encuentra un restaurante japonés dirigido por el sevillano Sergio Hernández, especializado en cocina nikkei y con una dilatada experiencia en cocinas de la talla de Zalacaín, la Terraza del Casino, Aspen, entre otras. Algunas de las especialidades de la carta son el roll de atún picante o el salteado de buey con shitake, verduritas y salsa teriyaki. Estos bocados orientales podremos maridarlos con cócteles tan innovadores como los martinis con sake, sochu o vodka.
Seguimos subiendo y una planta más arriba se encuentra El Mexicano de La Embajada, en cuya carta, el reconocido jefe de cocina mexicano Ernesto Diomar, ha incluido platos tan típicos como la arrachera marinada o los panuchitos de cochinita pibil.
Darán mucho que hablar sus margaritas, con diez modalidades diferentes elaboradas con frutas naturales. Pero sin hacer sombra a la impresionante colección de 250 botellas de Tequila que visten la pared del fondo del restaurante, entre blancos, reposados y añejos, ofreciendo una amplísima variedad de tequilas y mezcales.
Y por último, en la última planta y coronando esta torre gastronómica se encuentra el Sky Bar, un espacio exclusivo con bebidas Premium, donde todas las tardes de 17.00 hs a 23.00 hs, es posible disfrutar de una sesión de afterwork con música chillo ut y deep house a cargo de José Nández DJ Residente.
La Embajada abre de lunes a domingo en horario ininterrumpido de 08.00 a 2.30 hs. Los sábados y domingos abre a las 12.00 hs. El precio medio en el Gastrobar es de 20 €, en los restaurantes japonés y mexicano es de 30 €, y en el restaurante mediterráneo es de 35 €.
Nosotros volveremos muy pronto. Tenemos pendiente probar nuevos platos y, por supuesto, nuevos cócteles.
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