Les Mauvais Garçons. La cocina honesta y provocadora de Gael Bourg en Malasaña

Desde su reciente apertura, el restaurante Les Mauvais Garçons de Malasaña está haciendo temblar Madrid con su cocina provocadora, llena de sorpresas, pero también con su cocina honesta y sin concesiones. La culpa la tiene el chef francés Gael Bourg, reconocido carnívoro y amantes de los vinos, que ha creado una carta reducida a sus gustos personales con influencias francesas, españolas y japonesas. Aquí no esperes que te pregunten si quieres la carne al punto porque en Les Mauvais Garçons el chef siempre tiene la razón.

Les Mauvais Garçons. Una cocina honesta

Sólo hay una forma de comer la carne y es como a él le gusta. Yo me dejaría aconsejar de lo contrario te perderías maravillosas recetas como el Tataki de solomillo Ibérico con sumac, alga nori y salsa de dátiles al coñac; un delicioso tartar de pato, parmesano, cilantro, pipas, lima y leche de almendras o un tartar de vaca madurada de Ávila, isot, chalotas, hinojo, menta, yema con soja y salsa de soja con wasabi. Tentador ¿verdad? Los amantes de las hamburguesas encontrarán en la Burger de confit de pato su plato. Y para los que prefieren pescado también tienen opciones muy interesantes como el Tartiche de pescado salvaje de Galicia, que fusiona el ceviche y el tartar reduciendo el impacto del limón, que para Bourg podría sin duda arruinar el plato.

¿Para acompañar? caldos sutiles que se adaptan mejor a su gastronomía, como los de las zonas de Narbonne. Pero muy pronto su bodega estará compuesta por un 80% de vinos naturales.

Y provocadora…sólo apta para paladares inquietos

Y es que comer en Les Mauvais Garçons es toda una experiencia que incluye numerosas sorpresas dentro y fuera del plato. Por ejemplo su aperitivo de gelatinas semiesféricas con base de ginebra, albahaca, limón y aceite de oliva. Un curioso bocado que recuerda a una pequeña vinagreta alcoholizada y no se come con cuchara.O su chupito de mantequilla normanda con polvos interiores de chorizo y alga nori por fuera. Otro manjar en miniatura con un sabor progresivo de texturas únicas. O incluso el postre estrella donde el chocolate se consume un gestual subversivo, punk, inédito en ¨España.

Una cocina provocadora a imagen y semejanza del interiorismo ecléctico del local, con colecciones de fotografías provocadoras o un ‘coqueto cuarto de baño’, que permite cometer todo tipo de perversiones privadas mientras se ve comer al resto de comensales a través de un espejo secreto. “Ya impongo suficientes reglas con mi comida como para prohibir a los clientes actuar con libertad de puertas para adentro”, explica Bourg.