Cruzar la puerta de El Bacaro de Fabio Gasparini es como realizar un maravilloso viaje al Véneto, una de las regiones más pintorescas de Italia. El espacio, que abría sus puertas en el barrio de Chamberí hace poco más de dos años, ha conquistado al público madrileño con sus pinsas, su deliciosa Carbonara originale y también con recetas llenas de tradición, las de Fabio, un cocinero que lleva por bandera su gastronomía nativa y hace las delicias de todo aquél que se sienta a comer en esta pequeña tasca que nos traslada a Venecia de un plumazo. Ahora, después de dos años de éxito con platos que llevan sello italiano 100%, el Grupo Mimosa, capitaneado por los hermanos Aarón y Mesala Guerrero, abre un amplio restaurante con dos terrazas en la localidad madrileña de Pozuelo junto al reputado cocinero veneciano Fabio Gasparini.
La filosofía es la misma que en el primero, pero además esta apertura trae cambios interesantes en carta. Se pueden encontrar entrantes perfectos para compartir, como la Tabla de embutidos y quesos italianos (con mortadela trufada, speck, gorgonzola y pecorino); Burrata con tomates y pesto; Tartar de vaca con crema de burrata trufada; el clásico Vitello tonnato (redondo de ternera con salsa de atún, anchoas y alcaparras) y, como no podía ser de otra manera, la espectacular Parmigiana de berenjenas. Son recetas auténticas, importadas directamente de la Italia más tradicional.
Seguimos con una de las estrellas de la carta, la pinsa, que no pizza. La diferencia entre la pizza y la pinsa está en la masa. La de la pinsa es mucho más ligera y digestiva debido a que se prepara con ingredientes 100% naturales, de manera artesanal con masa madre, una mezcla de harinas de maíz, arroz y trigo, aceite de oliva y una fermentación de hasta 72 horas. ¿El resultado? Una base muy ligera y crujiente que está deliciosa y que admite diversas combinaciones. En El Bacaro de Fabio Gasparini podemos elegir entre las recién incorporadas con Scamorza ahumada, calabacín y pesto; con anchoas del Cantábrico; con alcachofas y salame picante…Esta última es todo un espectáculo.
Las pastas también ocupan un lugar muy especial en la carta. Las novedades llegan con Ravioli de brasato (relleno de carne de vacuno guisada al vino tinto); Paccheri con gambones y jugo de sus cabezas; o Fettuccine a la puttanesca (tomates cherry, alcaparras, anchoas, aceitunas negras, orégano y un toque picante). Eso sí, se mantiene, como no podía ser de otra manera, su plato estrella: Carbonara originale, con yema de huevo, queso pecorino y guanciale. ¿Y para terminar? El archiconocido Tiramisú, que en El Bacaro de Fabio Gasparini es una auténtica delicia. Elaborado sin alcohol ni cafeína, este postre es apto para todos los públicos.
¿Y para maridar? una cuidada selección de vinos italianos -más de 30-, un tercio de ellos disponibles por copas. También tienen varios vermuts autóctonos y preparan Aperol Spritz, Negroni y Bellini, los cócteles venecianos por excelencia.
El Bacaro de Fabio Gasparini
Se encuentra en un local moderno, luminoso y acogedor, diseñado por AM Estudio, en una de las zonas más top de Pozuelo, con una barra perfecta para los incondicionales del aperitivo -ahora enamorados de los cicchetti-, y dos terrazas -una al aire libre (para 25 pax.) y otra cubierta (para 30)-. La diáfana sala en tonos cálidos, con madera y vegetación en contraste con las impolutas paredes blancas, tiene aforo para 35 comensales. El precio medio en carta es de 25-30 € y abren de martes a sábado de 10:00 a 17:00 horas; y los domingos solo en horario de comidas, hasta las 17:00 h. Más información en su web www.elbacarodefabio.es/